Los lectores/as
enviaron estos mensajes a cartas@cafedelasciudades.com.ar:
El material
del Seminario
del Bs. As. Viva V
están siendo desgrabado para su posterior difusión.
Pero el Ciclo continúa con las Jornadas Regionales: el 10
de junio en el Norte de la Ciudad, el 24 en el Sur y luego la jornada
final en el Bauen Hotel.
Matías Cerezo, Buenos Aires
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Hace rato que
quiero escribirles para felicitarlos por el sitio, realmente me
fascina. Hace un tiempo lo encontré cuando buscaba información
para escribir un artículo sobre Viena y buscando un café
vienés di con café
de las ciudades. Los felicito de corazón.
Claudia Stefanetti, Buenos Aires
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Ya está
en la web el cuarto número de Topos
y Tropos.
Saludos
a todos.
Miguel A. Haiquel,
Córdoba, Argentina
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Acabo de recibir
este artículo y me pareció bastante bueno: algo así
como el secreto a voces. Quizás les interese a los amigos
del café
de las ciudades.
Olga Lucía
Molano L., Lima
El capitalismo del desastre - Por Naomí Klein, Periodista
y Escritora (una investigación adicional fue proporcionada
por Aaron Maté y Debra Levy)
A mediados del año pasado, la doctrina de guerra preventiva
del presidente George W. Bush dio un gran salto adelante. El 5 de
agosto de 2004, la Casa Blanca creó la Oficina de Coordinación
para la Reconstrucción y la Estabilización, encabezada
por el ex embajador de Estados Unidos en Ucrania, Carlos Pascual.
Su labor es elaborar planes "posteriores a un conflicto"
para 25 países que no están todavía en conflicto.
Según Pascual, la oficina estará en condiciones de
coordinar tres operativos de reconstrucción en diferentes
países, cada uno, en un plazo de "entre cinco y siete
años".
Parece
oportuno que un gobierno dedicado a una perpetua deconstrucción
preventiva emplace una oficina de perpetua reconstrucción
preventiva. Han quedado atrás los días en que se esperaba
que estallara una guerra para luego crear planes ad hoc destinados
a recoger las piezas. En estrecha cooperación con el Consejo
Nacional de Inteligencia, la oficina de Pascual mantiene países
"de alto riesgo" en una lista de vigilancia y ensambla
equipos de rápida reacción dispuestos a planificar
la preguerra y a "movilizar y emplazar con rapidez" efectivos,
tras estallar un conflicto.
Los equipos están formados por miembros de empresas privadas,
de organizaciones no gubernamentales, y de grupos de estudios. Algunos
de ellos, según informó Pascual en octubre a una audiencia
del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales, tendrán
contratos "pre-concluidos" para reconstruir países
que no han sido aún devastados.
Hacer esa labor burocrática por anticipado "reducirá
nuestro tiempo de respuesta entre tres y seis meses", señaló
Pascual. Los planes que los equipos de Pascual han estado diseñando
en una oficina poco conocida del Departamento de Estado cambiarán
"la composición social de una nación", declaró
durante la reunión.
El mandato de su oficina no es reconstruir Estados antiguos, sino
crear Estados "democráticos y orientados hacia el mercado".
Por lo tanto, si por ejemplo (y esto es una ocurrencia del momento)
esos reconstructores que actúan rápido podrían
ayudar a vender "empresas propiedad del Estado que crearon
una economía no viable". En ocasiones reconstruir, explicó
Pascual significa "echar abajo lo viejo".
Colonialismo
sofisticado
Escasos ideólogos pueden resistir el atractivo de empezar
a partir de cero. Esa fue la seductora promesa del colonialismo:
"descubrir" nuevas tierras donde la utopía parecía
posible. Pero el colonialismo está muerto, o, al menos eso
es lo que nos han informado. No hay nuevos sitios por descubrir,
ni terra nullius (nunca existió). "Nosotros solíamos
tener un colonialismo vulgar", dice Shalmali Guttal,un investigador
con sede en Bangalore, que trabaja para el grupo de investigaciones
Focus. "Ahora poseemos un colonialismo sofisticado y a eso
lo llaman reconstrucción".
Al parecer, porciones cada vez más grandes del globo están
bajo activa reconstrucción. Una reconstrucción a cargo
de un gobierno paralelo constituido por el elenco estable de empresas
de consultoría con fines de lucro, empresas de ingeniería,
organismos no gubernamentales gigantescos, agencias de ayuda de
las Naciones Unidas, e instituciones financieras internacionales.
Y la gente que vive en esos sitios de reconstrucción, de
Irak a Aceh, de Afganistán a Haití, formula quejas
similares. La tarea es demasiado lenta, si es que se realiza. Los
consultores extranjeros viven como reyes gracias a vastos gastos
de representación, y a salarios de mil dólares diarios,
en tanto los habitantes del lugar están excluidos de empleos
cuya necesidad es muy grande, así como del entrenamiento
y la toma de decisiones.
Pero si la industria de la reconstrucción es asombrosamente
inepta cuando se trata de reconstruir, tal vez la razón es
que la reconstrucción no es el propósito principal.
Según Guttal, "esto no es reconstrucción, sino
remodelación de todo". Y las historias de corrupción
y de incompetencia sirven para ocultar un escándalo aún
más profundo: el surgimiento de una forma depredadora de
capitalismo de desastre que usa la desesperación y temor
creados por la catástrofe a fin de embarcarse en una radical
ingeniería económica y social.
Todavía no habían apagado los incendios en Bagdad
cuando ya las autoridades norteamericanas de ocupación estaban
reescribiendo las leyes sobre inversiones y anunciando que las empresas
propiedad del Estado serían privatizadas. Algunos han señalado
esa circunstancia para decir que el subsecretario de Defensa, Paul
Wolfowitz, no estaba en condiciones de liderar el Banco Mundial.
Por el contrario, nada lo preparó mejor para ese nuevo trabajo.
En Irak, Wolfowitz se limitó a hacer lo que el Banco Mundial
perpetra en prácticamente todo país del mundo afectado
por guerras o desastres naturales: aunque con más arrogancia
ideológica.
Los países de un "posconflicto" reciben ahora entre
el 20 y el 25 por ciento de los préstamos totales del Banco
Mundial, tras ser de un 16 por ciento en 1998. Y eso, a su vez,
representa un aumento del 800 por ciento desde 1980, según
un estudio del Servicio de Investigaciones del Congreso de Estados
Unidos.
Un gran negocio
La respuesta rápida a guerras y a desastres naturales ha
sido de manera tradicional el dominio de las agencias de la ONU.
Pero en la actualidad, al descubrirse que la reconstrucción
es una industria muy lucrativa, es el Banco Mundial dedicado al
principio de alivio de la pobreza –a través de la obtención
de ganancias– la institución que lidera el pelotón.
Ahora el Banco está usando el tsunami del 26 de diciembre
para impulsar su política. Los países más devastados
no han recibido prácticamente ayuda para reducir su deuda.
Y la mayoría de la ayuda de emergencia del Banco Mundial
ha venido en la forma de préstamos, no de subvenciones. El
Banco impulsa la expansión del sector turístico y
de las granjas de pesca, en lugar de reconstruir las pequeñas
flotas pesqueras. En cuanto a la dañada infraestructura pública,
como caminos y escuelas, documentos del Banco admiten que su reconstrucción
"podría afectar las finanzas públicas" y
sugiere que el gobierno los privatice (sí: tienen una sola
idea en la mente). En ciertas "inversiones", señala
un documento del Banco en relación a la reconstrucción
de zonas devastadas por el tsunami, "podría ser apropiado
apelar al financiamiento privado".
En enero, la secretaria de Estado, Condoleezza Rice, causó
una pequeña controversia al describir el tsunami como "una
maravillosa oportunidad" que "nos redituó grandes
dividendos". Muchos se sintieron horrorizados ante la idea
de tratar una tragedia humana de ese calibre como una posibilidad
de obtener ventajas. Pero, en realidad, Rice se estaba quedando
corta. El grupo Sobrevivientes del Tsunami de Tailandia y sus Simpatizantes,
dice que "para políticos empresariales, el tsunami fue
la respuesta a sus plegarias, puesto que barrió de las zonas
costeras las comunidades que habían obstaculizado sus planes
para construir sitios vacacionales, hoteles, casinos y granjas para
camarones. Para ellos, todas esas áreas costeras son ahora
tierra abierta". Al parecer, el desastre es la nueva terra
nullius. (© La Voz del Interior)
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Agradecemos
los mensajes y el aliento de María Berns, Cristina De León,
Marina Peralta, Susana Ribichich, Susana Rossi, Alejandro Rossi
Grosso y a todos los suscriptos en el mes de mayo.
Con especial
agradecimiento a los amigos colombianos.
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