Proyecto
Mitzuoda
Una ficción metropolitana
contemporánea (por entregas).
De
Carmelo Ricot, con Verónicka Ruiz
En
entregas anteriores:1:
SOJAZO!
Un
gobierno acorralado, una medida impopular.
Siembran con soja la Plaza de Mayo; Buenos Aires arde.
Y a pocas cuadras, un artista del Lejano Oriente deslumbra
a críticos y snobs.

Entrega
2: El
"Manifesto"
Desde Siena, un extraño documento propone caminos y
utopías para el arte contemporáneo. ¿Marketing,
genio, compromiso, palabrerío? ¿La ciudad como arte...?
Manifesto
Mitzuoda
Yo, Yazujiro
Mitzuoda, artista de los años 2000, hombre de mi tiempo,
promediando mis cuarenta años, sentado en un bar a
la entrada de Siena, ocluido más que fascinado por
el magnífico cielo abierto en tajos de un tramonto
tos-ha-no, con la acreditación de identidad que
me da el sello heredado de mi familia paterna con el que firmo
este escrito (del cual elaboro cuatro originales en lengua
y caracteres japoneses el número 1, y respectivamente
en caracteres occidentales y lenguas italiana, inglesa y española
los 3 restantes, pero en cada caso con palabras originales
que permanecen idénticas en las cuatro versiones),
manifesto:
1- Que
la distinción entre arte aplicado y arte puro queda
anulada por la distinción entre cultura, producción
colectiva, racional y evolutiva, por un lado, y arte, producción
individual, dionisíaca y a-temporal por el otro, quedando
el territorio de acción del artista en los campos de
la cultura o el arte en función de un complejo sistema
de consideraciones que excede a la voluntad del artista, y
que por lo tanto lo exime de preocuparse de otra cosa que
de su pan y su arte (al decir de Nietzche, ver Como se
filosofa con el martillo).
2- Que
la obra de arte debe inspirar en su receptor una sensación
ilusoria de que también él estaría en
condiciones de realizarla, de mediar ciertas condiciones ambientales,
económicas, familiares, etc., y que el autor dice,
ve o siente algo que él ha dicho, visto o sentido durante
toda su vida.
3- Que
si el receptor de la obra de arte considera posible vivir
el resto de su vida sin un contacto permanente con la obra
mencionada, ésta no vale gran cosa y merece ser destruida.
4- Que
el artista debe evitar todo tipo de atadura a su época
o entorno social y territorial, aun cuando las utilice como
tema o base conceptual de su obra.
5- Que
no se puede ser un artista valioso luego de las revoluciones
Industrial, Soviética e Informática sin producir
alguna vez en la vida un auténtico y verdadero bodrio.
6- Que
el artista debe simular snobismo para al mismo tiempo destruirlo
a través de la belleza de su obra.
7- Que
la belleza es perfectamente definible y formulable en términos
lógico - geométrico - matemáticos, y
que el fracaso en la búsqueda de esa fórmula
es lo que genera la instancia poética en el arte.
8- Que
el artista que no considere posible abandonar su arte y hacerlo
anónimo, no entiende lo que es arte y no merece ser
llamado artista.
9- Que
el arte es una forma paralela y terrible de la realidad, con
independencia frente a esta y a las intenciones del autor,
y que sobrevive a los imaginarios del artista y de su sociedad.
10- Que
todo le está permitido al artista, menos la vanidad.
Para más
detalles, ver Baudelaire, Rimbaud, Proust, Buñuel,
Buonarotti, Hegel, etc.

(sello
de YM)
Siena,
mayo de 2002
Addenda
lombarda (sin fecha):
a) el
arte no se interesa por otra ética que por aquella
de la redención personal, siendo en este único
sentido más kantiano que hegeliano.
b) la
estética es la ética de las formas y la ética
es la estética del alma. el arte verdadero trasciende
y elude ambas disciplinas.
c) el
arte del futuro será una mezcla de pornografía,
filosofía y programa político.
Nota
aparecida en el diario El Racional a mediados del año
20xx:
Nacido
en 1957, Yazuhiro Mitzuoda constituye un rara avis en
el panorama del arte contemporáneo japonés,
aunque (como una pieza de infraestructura implantada circunstancialmente
en un terreno suburbano, que no encuentra su razón
de ser en la convivencia con animales domésticos y
niños malcriados, pero que resulta comprensible en
el contexto regional de la una red de distribución
energética, por ejemplo) resulta un protagonista esencial
de movimientos de alcance más amplio en el desarrollo
internacional de los últimos 20 años en la alta
cultura.
La crítica
ha señalado en Mitzuoda influencias tan disímiles
(tan inverosímiles) como las de Maplethorpe,
De Chirico, Buñuel, Quevedo, Ozu y Klee, a la vez que
resulta ineludible la referencia aparentemente ingenua a iconos
de la cultura popular de nuestro tiempo, como The Simpmsons,
los manga de su tierra natal, la música electrodance
europea, el fútbol y la pornografía comercial.
Pero se equivocan aquellos que ven meras referencias intertextuales
en estas apariciones de lo masivo en su refinado arte
de vanguardia (elitista en el sentido más estricto
de la palabra). Las referencias pop son, en nuestro artista,
una llave de entrada a otros universos, que dejan el enigma
de su pertenencia a una esfera íntima del artista (¿la
niñez de una familia de clase media en la región
Kansai, mudándose continuamente por el trabajo de su
padre, un viajante de comercio de la principal empresa cervecera
del Japón? ¿el peso de una reprimida homosexualidad?
¿la rebelión personal frente al panorama - y no solo
cultural - de la tardo-postguerra?) o bien su incursión
en reflexiones filosóficas y críticas más
generales que llevan a Tito Lucrecio y a Hegel.
Mitzuoda
alimenta su propio misterio (de un modo que ha enervado a
más de un colega) con los interrogantes sobre su vida
personal (que no explican el paso continuo de etapas de ascetismo
y reclusiones en conventos budistas, a sus escándalos
con adolescentes en Europa o sus romances con figuras del
rock y el cine), con los continuos cambios de sus inquietudes
en la representación artística, y sobre todo,
con su permanente salto de un genero artístico a otro.
Cine en formato experimental, instalaciones, land art,
cuadros clásicos de caballete, fotografía, diseño
industrial: Mitzuoda semeja un humanista del Renacimiento
en su dominio aparente de los más disímiles
mecanismos de producción cultural. Mito, genio, o producto
refinado del mismo capitalismo cultural que dice combatir,
Mitzuoda representa una de las búsquedas más
estimulantes del arte contemporáneo, enraizada en la
tradición del artista polifacético, cuestionador
de su tiempo y su sociedad.
Yazuhiro
Mitzuoda, traído por la curadora y empresaria Carmen
Grierson, estará en Buenos Aires el mes próximo,
en el marco de una muestra multimedia que exhibirá
varios de sus mejores trabajos en el Centro Cultural X.
CR
c/VR

Próxima
entrega (3): Miranda
y tres tipos de hombres.
Lectura
dispersa en un bar. Los planes eróticos de una muchacha,
y su éxito en cumplirlos. Toni Negri, Althuser, Gustavo
y Javier.
Carmelo
Ricot es suizo y vive en Sudamérica, donde trabaja
en la prestación de servicios administrativos a la
producción del hábitat. Dilettante, y
estudioso de la ciudad, interrumpe (más que acompaña)
su trabajo cotidiano con reflexiones y ensayos sobre estética,
erotismo y política.
Veronika
Ruiz es guionista de cine y vive en Los Angeles.
Nació en México, estudió geografía
en Amsterdam y psicología en Copenaghe.
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