En
primer lugar, agradezco profundamente al COALAR, The Council on Australia Latin America Relations
y Planning Institute of
Australia, PIA, la
oportunidad que me ha brindado para ser partícipe
de este intercambio bilateral. Agradezco a mis compañeros
de ruta, con los que he compartido y vivido estas
experiencias y nuevas visiones sobre el urbanismo,
la planificación, la academia, los estados y los diversos
actores que contribuyen ideológica y materialmente
con la construcción de las metrópolis.

Canberra:
Encuentro de la delegación con el Embajador Argentino
en Australia, Pedro Villagra
Delgado. De izq. a der.: arriba, Pedro Villagra
Delgado, Cecilia Larivera,
Federico Bervejillo, Alfredo Garay, Hayley Henderson, Marcelo Corti
y Daniel Kozak; abajo, Flavio Janches,
Andrés Borthagaray, Caolina
Ipes, Celina Caporossi y
Demián Rotbart.
El
paso fugaz pero intenso, por tres ciudades del continente
oceánico, Sídney, Melbourne y Canberra, permite conceptualizar
una nueva estructura de pensamiento que yace en la
posibilidad de revisar el rol de los Estados, las
instituciones que gobiernan y administran los territorios
y los recursos destinados a mejorar la calidad de
vida de su población. Asimismo, se presenta la oportunidad
de replantear la importancia de la planificación como instrumento para definir
políticas, introducir
proyecciones, encausar un abordaje prospectivo y diseñar
líneas de acción programáticas diversas, revirtiendo
los paradigmas más usuales que se asocian a la temporalidad de las intervenciones,
los recursos y las ideologías de los gobiernos que
las conducen.
En esta oportunidad,
se pretende alcanzar un marco de análisis comparativo
desde el cual comprender ambos modelos de desarrollo
y crecimiento socio-económico, basando la interpretación
sobre el posicionamiento, injerencia u omisión de
la planificación como soporte de transformación espacial.
Se
abordarán sintéticamente las diferencias y similitudes
existentes en ambos países, haciendo hincapié en el
papel que ocupa la planificación en la definición
de la inversión, el rol del Estado en el proceso de
diseño de políticas, y el accionar de los gobiernos
en la definición contemporánea de acuerdos que reflejen
intervenciones público-privadas. Los paradigmas de
desarrollo, tanto de Australia como Argentina, pueden
compararse, analizarse, contrastarse y hasta servir
uno a otro, a la vez, como lección y aprendizaje.
En el imaginario argentino siempre latióla ilusión
de referir el modelo de desarrollo y crecimiento al
estilo australiano.
En
ese sentido, vale la pena preguntarse por qué esto
no ha sido posible, o bien en qué medida o en qué
momento se han distanciado estos rumbos paralelos.
Revisando la historia,
la primera instancia comparativa podría asociarse
al desempeño de ambos países en la comercialización internacional de producciones
agrícolas, en especial las vinculaciones comerciales con el estado británico, principal importador.
Superando las instancias relativas de la geografía,
condiciones naturales e intrínsecas de cada país,
el paralelismo ha ido evolucionando hasta alcanzar
una visión comprensiva y, en ese sentido, más amplia
y más compleja que supone revisar las estructuras
institucionales, especialmente la organización federal
de ambos estados, el presidencialismo argentino y
el régimen parlamentario australiano, las cualidades
y formas constitutivas de la administración pública,
los sistemas de salud y educación, las políticas socio-demográficas
y la inserción de ambos países en el mercado internacional.
Sin ser objeto de este
relato, pero habida cuenta de esclarecer la comparación,
se debería indagar aún más a lo largo de la
historia cuáles han sido desde el punto de vista económico
la concepción de las políticas macro y microeconómicas
y el posicionamiento de ambos países en los mercados
regionales. Actualmente se presentan el MERCOSUR
para el caso de Argentina y las transacciones comerciales
de Australia con los mercados asiáticos, especialmente
con China, Singapur, Tailandia, Corea, pero también
con Nueva Zelanda y recientemente con Chile. Así también,
sería importante profundizar el análisis sobre el rol que ha tenido el Estado en la definición
de políticas sociales: educación, salud, hábitat
y vivienda, entre otros.
Cuando hasta los años
´30 se destacaban años de afinidad y similitud, el
golpe de estado de 1930 produjo una interrupción al
período de acumulación sostenida, como también
de estabilidad institucional y política que venía
construyendo el Estado argentino. Sucesivamente, en
1966, con la intervención de las universidades nacionales
se desmanteló
el sistema nacional de ciencia y tecnología, y
posteriormente, con el golpe de 1976 fue devastado
el modelo de desarrollo industrial y las redes instaladas
y emergentes en diversos sectores de la economía,
especialmente en tecnología y electrónica. En contraposición
a esta foto que caracterizaba a Argentina, Australia
logró instalar un ritmo de inversión sostenida e incremental
en desarrollo social e infraestructuras y afianzar
el diseño de medidas de crecimiento económico que
permitieron fortalecer entre otras cosas, el sistema
educativo e investigación, considerándolo actualmente
como el segundo componente de aporte al PBI (exportación
de conocimiento). Por otra parte, las claras reglas de juego dirigidas a los agentes
económicos han permitido revertir los ciclos de
inestabilidad económica, a diferencia de la situación
que puso en jaque a la Argentina a partir del año
2001, tras la crisis instaurada por la implementación
de las políticas económicas neoliberales originadas
en el Consenso de Washington, políticas que sedujeron
ampliamente a los gobernantes argentinos en la década
del ´90.
Recuperando
el camino de similitudes, puede decirse que en Argentina
desde esta última década
se ha vuelto a contar con un Estado activo y proactivo,
abocado a recuperar la economía, a revertir los altos
índices de desempleo, y ocupado en dar soluciones
operativas y pragmáticas a necesidades históricamente
postergadas. Se destaca en este aspecto el incremento
sostenido en el gasto social, destinado básicamente
a educación, salud, seguridad previsional y asistencia
a los sectores de menores ingresos, obras de infraestructura
(energía, servicios sanitarios, vialidades) y programas
de hábitat y vivienda. El modelo de desarrollo (nacional
y popular) ha vuelto a centrarse en los
ciudadanos como sujetos de derechos, por sobre los
jaleos de los mercados de capitales.
En este sentido se
impuso en esta década la revisión, modificación y
ampliación de las garantías constitucionales, la actualización
de la legislación vigente, que permitirían brindar
al pueblo, independientemente de las administraciones
de turno y de los niveles de gobierno imperantes (nacional,
provincial o municipal), respuestas a las necesidades
de todos y cada uno de los 40 millones de argentinos.
Las luchas por la conquista de derechos han sido eternas
y lo siguen siendo hoy en día, pero se presenta un
escenario de prosperidad para atender esas demandas
y necesidades. Así,
en Argentina será la evolución futura la que confirme
la consistencia de estas políticas, que actualmente
exigen amplias consideraciones, nuevas focalizaciones
y aumento en la complejidad del diseño de políticas
y aun en su implementación, a fin de dar cuenta de
las particularidades y especificidades de los habitantes.
Cada ciudadano reconoce sus derechos constitucionales
a la hora de trascender su pensar, sentir, vivir y
especialmente elegir su representatividad en el gobierno.
En Australia, los modelos
de desarrollo atienden escenarios tendenciales a 20
años; tales son los casos de Sídney
2036 y Melbourne
2030. Existe
un compromiso muy acentuado con la planificación,
por parte del gobierno nacional, para la definición
de ciertas metas, y objetivos cuali
y cuantitativos que van marcando el rumbo de los gobiernos
federales y locales.

Fuente:
Our
cities,
our future. A National
Urban Policy
for a productive,
sustainable and liveability
future, Australian Government, 2011
Una
vez pautadas las grandes metas, productividad, desarrollo sustentable y condiciones
de habitabilidad, existe un eje transversal que
le da sustento a la implementación de las mismas:
“buen gobierno”, vale decir instituciones capaces
de llevar adelante ese proceso. La lógica público-privado
funciona de manera coordinada y articulada, mejorando
los procesos de toma de decisión, gestión y evaluación
de procesos.
En Argentina, el Plan Estratégico
Territorial atiende
un escenario hacia el 2016. Con muchas diferencias
(según las provincias) han logrado instalarse los
planes como instrumento de gobierno. Cabe preguntarse aquí, por qué en Australia pueden
proyectarse políticas territoriales con mayor longevidad,
que logran implementarse y continuar en el tiempo.
Analizando
los planes de las ciudades correspondientes a los
Estados de New South Wales
(Sídney y Canberra) y Victoria (Melbourne), se destaca
la institucionalidad del plan
como
instrumento de ordenamiento y diseño de políticas.
La definición del crecimiento de las ciudades ha sido
el principal debate.

Fuente:
Melbourne Facts. Trends
and Opportunities, State Government Victoria, Metropolitan Plan Strategy.
A Vision of Victoria, November 2012
En
estos planes, vale la pena preguntarse cómo imaginan
el futuro de las ciudades, como proyectan el crecimiento
demográfico, en términos de densidad-compacidad-extensión,
la interconexión de los centros, las distancias entre
los mismos, la red de interconexiones, el posicionamiento
de las ciudades del futuro y, especialmente, sobre
que supuestos se apoya el desarrollo económico y productivo
de estas urbes. Es meritorio señalar en la misma dirección
cuales son los modelos de aproximación utilizados
para superar y reemplazar las tecnologías vigentes,
básicamente en redes de infraestructura y transporte.
El papel que juegan las ciudades, en la amplitud de
sus mercados locales, regionales, nacionales e internacionales,
se ha convertido en una estrategia de desarrollo sine
qua non.
Último pero no menos
importante, vale la pena estudiar los mecanismos o dispositivos institucionales
bajo los cuales los planes trascienden los cambios
gubernamentales y siguen en pie, velando los propósitos
iniciales. Aunque a menudo deban revertirse las tácticas
de su implementación, la estrategia se sostiene.
En el caso argentino,
se debe revisar la historia de la planificación, para
rescatar los logros y visualizar las causas por las
cuales los planes han sido postergados desde los años
´70. Se deben validar las metodologías propuestas,
reposicionar los territorios con un abordaje integral,
definir los instrumentos y herramientas que permitirán
la puesta en marcha de los planes y fortalecer los
mecanismos participativos. Al fin de cuentas es
la ciudadanía quien valida un plan y le da vigencia
en la agenda pública. Se debe volver a pensar
los territorios con la complejidad de nuestros días.
Australia nos presenta
un escenario promisorio en ese aspecto, posicionando
a la planificación como un instrumento fundamental
en la definición de políticas públicas y regulación
de intervenciones privadas. Se demuestra en la supervivencia
de una estructura burocrática profesionalizada, en
la posibilidad de contar con un Estado que ejerce funciones asociadas al desarrollo económico, urbano
y territorial, como la formulación de grandes
lineamientos y proyectos urbanos y asimismo en la
implementación de políticas de transporte, hábitat
y vivienda, en asociación con grandes empresas o consultoras
tales como SGS
Economics and Planning
(lineamientos), URBIS,
Hansen
Partnership (proyectos urbanos y espacio público) y Housing
Choices
(conjuntos habitacionales), entre otras.
Es quizás en este punto
donde es necesario profundizar el debate y la constitución
de una agenda pública que revierta las cuestiones
emergentes con una planificación sólida y responsable,
que permita posicionar a las sociedades de ambos países
a partir de sus políticas de largo plazo en materia
de desarrollo e inserción internacional. En este caso,
podría ser materia de debate el rol del Estado, y
las cosas de las que se ocupa y de las que se debiera
ocupar. Se podría dar un largo debate sobre la acumulación
o pérdida de poder relativo que supone esta aparente
descentralización o derivación de competencias. Lo
cierto es que los
grandes lineamientos de los planes se han cumplido
y el debate actual permite reformular los puntos de
llegada, sobre la base de técnicas y tecnologías innovadoras
que incrementan la complejidad de las respuestas de
un estado presente y activo.
Quedan lecciones aprendidas
y muchas por aprehender, reflexiones trascendentes
e imágenes en la retina, para seguir buscando opciones
que permitan arraigar los fundamentos de la planificación
en Argentina, con modelos que perduren y trasciendan
y que a su vez construyan escenarios de cambio y perdurabilidad en el
tiempo.
Ambos
territorios han sido analizados bajo la misma lupa:
la óptica de transformación de las últimas décadas,
buscando esclarecer el posicionamiento y accionar
futuro para el desarrollo de las ciudades. Es sobre
la base de estas convergencias y divergencias que
se encuentra el punto de partida para impartir el
cambio. Sin lugar a dudas, aprender
de las diferencias permitirá construir nuevas miradas
y oportunidades, para
así capitalizar la revisión de los modelos e intervenciones
sobre las que trabajaremos a futuro en nuestros territorios.
CL
La
autora es Arquitecta y Urbanista (UBA). Especialista
en Desarrollo Urbano y Territorial - CEDEP.
Se desempeña como Coordinadora Técnica General del
Programa de Manejo Urbano Ambiental Sostenible de
la Cuenca del Río Reconquista (PMUAS – AR-T-1083)
para el Ministerio de Infraestructura GPBA. Es docente
de Planificación Urbana, Cátedra
Garay – FADU | UBA. Desarrolló
el Posgrado en Urbanización de Villas y Asentamientos
en IHS | Rotterdam (Holanda). Cursó la Maestría en
Administración y Políticas Públicas en
la Universidad de San Andrés.
De
su autoría, ver también en café
de las ciudades:
Número
78 | Política de las ciudades (I)
¿Estado
ausente o protagónico? | Villas
y asentamientos de la Región Metropolitana de Buenos
Aires | María Cecilia Larivera
Ver
el Plan
Metropolitano para Sídney
2036 y el Plan
de Crecimiento Sostenible Melbourne 2030.
Ver
los sitios en la Web de SGS
Economics and Planning,
Hansen
Partnership y Housing
Choices
Sobre
Australia, ver también en
este número la
nota de Celina Caporossi con Carola Inés Posic,
y
el protocolo
de diseño urbano para las ciudades de Australia
y las notas de Mario
L. Tercco, MC,
Carmelo Ricot
y Celina Caporossi
con Carola I. Posic
en el número 126 de café
de las ciudades.
Sobre
el Plan Estratégico Territorial argentino, ver los
avances en el sitio Web de la Subsecretaría
de Planificación Territorial de la Inversión Pública. Ver
también en café
de las ciudades:
Número
66 | Planes y Política de las Ciudades (II)
El
Plan Estratégico Territorial y la construcción de
la Argentina deseada
| La búsqueda de consensos para el despliegue
territorial de la inversión pública | Marcelo Corti