Buenos Aires,
2005
La "dulce"
espera.
Por
Mario L. Tercco

Mapa
de las comunas de Buenos Aires.
La elección
legislativa del pasado 23 de octubre aclara en alguna medida el
panorama político de Buenos Aires, pero no permite establecer
con certeza la situación en que la ciudad llegará
al 2007, cuando se renueve la Jefatura de Gobierno. Ni, mucho menos,
el modo en que se desarrollarán los dos años que
restan para ese traspaso de mando.
Llamativamente,
el actual Jefe de Gobierno Aníbal Ibarra carece prácticamente
de representación parlamentaria propia en la nueva composición
de la Legislatura, un producto del "efecto Cromagnon"
y de las históricas debilidades de construcción política
del Frepaso, su partido de origen. La falta de legisladores de Ibarra
no es producto de una derrota en los comicios, sino de la no presentación
de candidaturas propias, salvo una alianza poco difundida con el
Partido Socialista y algunas expresiones "sueltas" en
partidos menores.
Una buena noticia
es que parece superarse la actual fragmentación en la
Legislatura, caracterizada por una veintena de bloques que agrupan
a los 60 legisladores: un absurdo descomunal, a menos que se acepte
que pueda haber 20 o más posiciones políticas tan
distintas que ameriten la individualidad como bloque. El nuevo panorama
que dan las elecciones marca como primera minoría al centro
derecha de Mauricio Macri, y otras dos minorías significativas:
el peronismo y el ARI de Lilita Carrió (al que por
comodidad interpretativa aceptaremos se ubique a la centroizquierda,
aun cuando haya presentado la candidatura del ex Jefe de Gobierno
Enrique Olivera...). Luego, dos o tres bloques pequeños y
la significativa disminución, reducción o eliminación
de los bloques de algunos partidos, entre ellos varios de la izquierda.
Mauricio Macri,
con su PRO, aparece como el candidato más firme a
suceder a Ibarra en el 2007, aunque no debe subestimarse la gran
cantidad de ciudadanos que en una segunda vuelta electoral votarían
a cualquier otro candidato que no fuera el actual presidente de
Boca Juniors. A contrario sensu, tampoco debe suponerse que
necesariamente los votos del peronismo y de Carrió (o quien
sea que de acá a dos años represente al progresismo
porteño) se sumarán en esa circunstancia. Habrá
que ver también la situación en que se encuentren
el país y la ciudad en el momento de la elección,
y la propia evolución del discurso de Macri. Más por
necesidad que por virtud, Macri centra su campaña en temas
propios de la ciudad, algo que nunca caracterizó el debate
político porteño desde la autonomía. Su intención
es enfatizar la "gestión" por sobre la ideología:
como sabrán nuestros lúcidos lectores, esta pretensión
no resiste el menor análisis pero es funcional a las pretensiones
tecnocráticas de toda derecha o centroderecha, y le sirve
a Macri para evitar la confrontación directa con el presidente
Kirchner (que dos años atrás le costara la elección
para Jefe de Gobierno). Lo cierto es que el PRO es seguramente la
única fuerza política porteña que reúne
un discurso territorial con una organización estructurada
de cuadros; da la impresión que Macri podría designar
hoy mismo su gabinete y sus funcionarios hasta una segunda o tercera
línea, mientras que a los derrotados Bielsa y Carrió
habría casi que explicarles donde queda el despacho de Jefe
de Gobierno...
En el conurbano,
mientras tanto, hicieron muy buen papel la mayoría de las
actuales conducciones comunales (¿conformidad del electorado
con las "buenas gestiones" o peso de los aparatos políticos?):
los caudillos peronistas (especialmente los que por convicción
o por interés saltaron el vallado duhaldista hacia el kirchnerismo),
los vecinales conservadores (Ubieto, intendente de Tigre, y los
formalmente radicales Posse y García, de San Isidro y Vicente
López respectivamente) y el centroizquierda de Sabatella
en Morón. La gran victoria de Cristina Kirchner como senadora
confirma el liderazgo presidencial, aunque no agrega nada desde
el punto de vista de las políticas territoriales, ausentes
en su discurso y en el de su esposo.

Proyecto
Puerto Madero II, polémica "iniciativa privada"
frente al Puerto de Buenos Aires.
Sin embargo,
el gobierno nacional puede ser un actor privilegiado del desarrollo
de Buenos Aires en los próximos años. El estado federal,
a través de su Organismo Nacional de Bienes del Estado (ONABE),
posee terrenos estratégicos como las diversas playas
ferroviarias, el Mercado de Hacienda de Mataderos o el Puerto, y
alienta el Régimen de Iniciativa Privada, un mecanismo legal
que permite el lanzamiento de proyectos como el eufemísticamente
denominado Puerto Madero II, frente a la dársena arenera.
La Sociedad Central de Arquitectos
y el Consejo
Profesional de Arquitectura y Urbanismo se han expedido
al respecto en sendas notas. El proyecto repite lo peor de la
experiencia urbana de los últimos años: la idea
de "marca", la errónea suposición de que
la mayor oferta de tierras reduce el precio del suelo urbano, la
visión fragmentaria de la ciudad, etc.
Otro rol del
estado nacional en la configuración del territorio lo da
su capacidad legal de regular los servicios privatizados:
tema conflictivo, si solo consideramos la retirada de la empresa
francesa Suez en la conducción de Aguas Argentinas (en una
metrópolis donde más de la mitad de la población
carece de servicios cloacales), las pujas tarifarias y el inminente
colapso del servicio ferroviario, del que los incidentes de Haedo
son una muestra.

Un
pasajero captó con su celular esta foto de un tren atestado
en la línea ferroviaria del oeste de Buenos Aires, al punto
de que una persona debe subirse al portaequipajes para poder encontrar
espacio. Minutos después, en la estación Haedo, se
produjeron serios incidentes originados en la disconformidad con
este "servicio ferroviario".
Por otro lado, en la ciudad se asientan y prosperan las industrias
"culturales", con el turismo y los medios audiovisuales
a la cabeza (un índice de las falencias de planeamiento porteño
es que gran parte de esta nueva economía de base urbana no
está contemplada en la normativa urbanística) y la
siempre glamorosa Casa FOA
propone Barracas como futura área de oportunidad en la ciudad,
quizás con el guiño de un poderoso grupo empresarial
con propiedades en el área. Aunque también se acentúa
la presión por la localización de los pobres,
como es evidente si se analiza el crecimiento de la Villa 31 de
Retiro y la tendencia al florecimiento de asentamientos marginales
en cualquier intersticio del espacio urbano: parques, bordes ferroviarios,
la misma Reserva Ecológica. Y mientras continúa pendiente
el debate por la institucionalización del área metropolitana,
la reciente sanción de la Ley de Comunas, con todas sus imperfecciones,
introduce un nuevo marco para la planificación y la gestión
de la ciudad. Es posible que aun los actores sociales, los políticos
y los profesionales no hayan valorado adecuadamente las posibilidades
y consecuencias implícitas en esta descentralización
en curso.
En general,
el monto de la inversión publica y privada que se espera
en la ciudad no se condice con la precariedad de su panorama político.
Según Clarín, "el Gobierno porteño
tiene presupuestado invertir este año en obras $ 1.771 millones,
un 19% del total de sus gastos. Entre los privados también
hay una notable reactivación. Según la Ciudad, entre
enero y septiembre de este año recibió pedidos para
edificar 1.534.007 metros cuadrados. Es la cifra más alta
en los últimos siete años, apenas un 4,3% menos que
el récord histórico alcanzado en 1998, cuando en el
mismo plazo se autorizó la construcción de 1.603.275
m2. De hecho, en los nueve primeros meses de este año se
anunciaron 52 grandes inversiones privadas, por más de 520
millones de dólares".

Hall
de acceso a Casa FOA, en Barracas, por Irene Joselevich y Ana Rascovsky.
Anteriores ediciones de esta exposición de diseño
y decoración promovieron desarrollos de áreas como
Palermo y Puerto Madero.
Estas y otras
inversiones e iniciativas, firmes o en proyecto, públicas
o privadas, se dan en el marco de una notoria indefinición
política y normativa de la ciudad: sin aprobación
del Plan Urbano Ambiental y con una notoria banalización
del debate urbanístico. Es evidente la carencia de una
ideología del desarrollo territorial, de la que puede
ser involuntario testimonio la creciente presión por adoptar
la metodología de la Evaluación de Impacto Ambiental
como mecanismo de gestión alternativa al planeamiento tradicional.
Y en general, sin alternativas al enfrentamiento entre "la
ciudad de los negocios" y el obstruccionismo vecinal del tipo
NIMBY (no en mi patio trasero, not in my back yard). Para
colmo, con un Jefe de Gobierno al borde del juicio político
(aunque pareciera ser escasa la conveniencia, para nadie, de patear
el tablero: un vacío de poder significaría para el
gobierno nacional la posibilidad de acelerar la ascensión
de Macri, y para este el riesgo de aparecer nuevamente como atentando
al orden institucional).
Dos años
de intensidad en las demandas y ofertas urbanas, en un marco de
debilidad institucional: ¿cómo responderá Buenos Aires?
MLT
Sobre
Cromagnon, ver la nota Dos
tragedias, en el número 28 de café
de las ciudades. Curiosamente, los 32 muertos en el motín
de la prisión de Magdalena, solo una semana antes de los
comicios, no afectaron la performance electoral del Gobernador
de la Provincia de Buenos Aires, Felipe Solá, mientras que
el desastre de Cromagnon sí que dio por tierra con las aspiraciones
políticas de Ibarra. Sobre el motín de Magdalena,
ver la nota de argenpress.info.
Ver
la nota
de la Sociedad Central de Arquitectos sobre el proyecto
Puerto Madero II.
Ver
la página Web de Casa
Foa.
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