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 > Año 13 / Número 138-139 / Abril-Mayo 2014 / ISSN 2346-9080 > REVISTA DIGITAL
 
 
 
 

 > SUMARIO
Urbanidad contemporánea

Tendencia y destino

Sobre ciudad, urbanismo y futuro I Por Marcelo Corti


Falansterio de Fourier


A diferencia de otras disciplinas, la planificación urbana está ligada estructural y conceptualmente al futuro. Por un lado, por el hecho obvio de que toda planificación es una planificación a futuro. Pero especialmente porque la ciudad, objeto de las operaciones de planificación, es una organización del territorio sujeta a cambios permanentes y por lo tanto requiere y motiva reflexiones sobre su futuro, no solamente en las disciplinas que la estudian y que intentan programar esos cambios en un determinado sentido, sino en otros campos de pensamiento y acción, especialmente el arte y la cultura.

Cualquier forma de desarrollo urbano (la fundación, la expansión, la densificación, la renovación) requiere la previsión de etapas, la asignación de usos y dominios del suelo, la programación de acciones de diverso tipo que se desarrollan en el tiempo.

A esta determinación lógica se agrega además otra particularidad, en este caso producto de la conformación histórica de la disciplina. Si bien ha habido ciudades desde el comienzo de la historia humana (que podría definirse tanto por el surgimiento de la escritura, como habitualmente se hace, como por la creación contemporánea de las ciudades como forma evolucionada de asentamiento, hace ya unos 6.000 o 7.000 años), el urbanismo y la planificación urbana son disciplinas mucho más recientes. Podemos situar su nacimiento y consolidación en el periodo de expansión de la Revolución Industrial, aproximadamente a mitad del siglo XIX, cuando la creciente inmigración del campo a las ciudades y los conflictos ambientales asociados a la industria ponen en crisis a las ciudades, tanto en su aspecto físico como en el orden social que las sustenta. Frente a los horrores (el hacinamiento, la miseria, los contrastes inhumanos, las crisis sanitarias) se producen dos tipos particularizados de respuesta. Por un lado, la utopía, como prefiguración de un futuro contrapuesto/opuesto a un presente insoportable: el falansterio de Fourier, las comunidades “armónicas” de Owen y Saint Simon, los ensayos territoriales anarquistas. Por otro lado, las diferentes respuestas que, a partir de las ciudades realmente existentes y de los aportes de distintas disciplinas (sanitarias, ingenieriles, sociales, etc.) procuraron un mejoramiento posible de las condiciones de vida y la consideración de las nuevas realidades técnicas y sociales en distinto tipo de proyectos: de ensanche (con un particular mérito del proyectado por Idelfonso Cerdà para Barcelona), de renovación interior (siendo en este caso el realizado por Haussmann en Paris el caso paradigmático), de incorporación de nuevos programas, de medidas higienistas, etc.

Estas dos vertientes reproducen, de alguna manera, la discusión entre las corrientes utópicas y científicas del socialismo. Friedrich Engels corta de raíz esta discusión cuando, al comentar el problema de la vivienda obrera en Inglaterra, sostiene la inutilidad de realizar una prefiguración de las respuestas que tendrán en el futuro problemas que serán afectados por el mismo devenir de los hechos y que, por lo tanto, serán completamente distintos cuando cambien las condiciones del presente.

Estas dos actitudes ante el futuro son recurrentes en muchas actividades humanas y particularmente en el urbanismo y la planificación urbana. En un caso, se entiende que el futuro esta "escrito", determinado, y se procura su anticipación para adecuar las conductas a ese destino (o para calmar la ansiedad del sujeto que imagina ese futuro...). En otro, se considera que la acción humana introduce la transformación de los escenarios y las tendencias y por lo tanto posibilita incidir en alguna medida sobre la efectiva realización del futuro y sobre sus consecuencias.

Así como la utopía suele rondar en las visiones de matriz socialista sobre el futuro, las posturas afines al mercado suelen exacerbar el componente de innovación, que entendido como imperativo (la innovación permanente, contrapunto de la “revolución permanente”) puede obviar el sentido de la transformación. En el extremo, aparece la noción de lo disruptivo, una innovación que genera la desaparición de productos o servicios que, hasta entonces, eran utilizados por la sociedad. Aquí, la referencia más clara es la del economista austriaco Joseph Schumpeter, quien en sus investigaciones sobre el rol del empresario capitalista y los ciclos económicos destacó el concepto de destrucción creativa como forma de describir el proceso de transformación que acompaña a las innovaciones (“el vendaval perenne de la destrucción creativa”).


 

El futuro según Mattias Adolfsson


La noción de futuro aparece en muchas instancias de la práctica urbanística y de la planificación. Por ejemplo, en lo que parece ser uno de los aspectos claves de cualquier plan u operación urbana, como es el medio ambiente. Por un lado, fenómenos como el cambio climático, la elevación del nivel de las aguas y las catástrofes "naturales" asociadas a ellos, requieren la consideración de informes y reportes científicos (muchas veces contradictorios entre sí, muchas veces basados en evidencias que quedan fuera de la capacidad de análisis de las disciplinas en que abreva el urbanismo y que, por lo tanto, obligan a actos de "fe" por parte del planificador). Por otro lado, el uso de recursos energéticos, alimentarios, sanitarios, etc., sobre cuya capacidad de reproducción se tienen dudas y que por lo tanto deben considerarse escasos. La propia definición de Desarrollo sustentable, tal como la postula el Informe Brundtland (“Nuestro Futuro Común”, Comisión Mundial sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo de la ONU, 1987) está referida directamente al futuro: se trata del desarrollo que satisface las necesidades de las generaciones presentes sin comprometer las posibilidades de las del futuro para atender sus propias necesidades.

Una de las primeras decisiones que toma el planificador es el horizonte de futuro para el que propone su plan. En ese sentido, un horizonte demasiado corto sería poco adecuado para la determinación de medidas efectivas, mientras que un horizonte demasiado alejado en el tiempo sería muy vulnerable a la aparición de novedades (tecnológicas, sociales, políticas, ambientales, cultural, etc.) no previstas en el plan. Pero a la vez es necesario considerar datos objetivos, como los tiempos de amortización de grandes infraestructuras, la persistencia en el tiempo de los trazados catastrales, los tiempos de renovación de la edilicia corriente (el Plan de 1959-62, por ejemplo, estimaba en 70 años el plazo para la renovación completa de la  Ciudad Autónoma de Buenos Aires -CABA). La Ley 30 de la CABA estipula la actualización del Plan Urbano Ambiental de la Ciudad cada cinco años; considerando su aprobación en 2008, ya se debería estar trabajando en esa actualización. Pero en cambio, el Modelo Territorial que la administración de la Ciudad propone está pensado para 2060; no está claro si la inclusión de unas islas hoy inexistentes frente a la costa sobre el Río de la Plata anticipan el fenómeno natural de la acrecencia aluvional del Delta, o si en cambio es una propuesta de realización artificial.

El Plan Estratégico Territorial (PET) Argentina del Bicentenario propone un modesto escenario a 2016, y postula un modelo territorial “deseado” frente al modelo efectivamente existente. En este caso, la identificación de ese modelo deseado permite formular las acciones necesarias para llegar a ese objetivo. El PET remite, a tal efecto, a una cartera de proyectos consensuados entre la jurisdicción nacional y las administraciones provinciales (respondiendo de esta manera a la lógica federal que se postula en su concepción). En otro contexto, los Lineamientos Estratégicos para la Región Metropolitana de Buenos Aires recurren, para anticipar e influir sobre el futuro, a la estrategia de determinar escenarios posibles con el objeto de identificar acciones que favorezcan la concreción de escenarios deseados y reduzcan la de los escenarios no deseados. Considerando la complejidad y diversidad de los componentes que estructuran el territorio (ambientales, productivos, sociales, etc.) los Lineamientos generan matrices que permiten imaginar distintos cruces de escenarios posibles para cada componente.


 
 
La ciudad futura de Motopia. 1959, Inglaterra, Sir Geoffrey Jellicoe


Los recursos teóricos, instrumentos y herramientas que utilizan el urbanismo y la planificación urbana deben considerar y responder a este componente de futuro y predicción. Para algunos temas (ampliación de la mancha urbana, aspectos demográficos, cobertura de redes, tránsito, condiciones ambientales, etc.) es posible basarse en registros históricos que señalen una tendencia, cotejar la probabilidad de que esta se mantenga o modifique y realizar previsiones en ese sentido. Contar con información sobre tendencias y evolución en otras ciudades similares ayuda a predecir con alguna confiabilidad lo que puede ocurrir en el área urbana sobre la cual trabaja el equipo de planificación.

En otros casos, la evolución es demasiado compleja e implica demasiados factores, no solamente numéricos, y obligan a analizarla con otros instrumentos. El llamado planeamiento estratégico ha introducido una herramienta relativamente simple y de gran utilidad, el diagrama FODA, que identifica fortalezas, debilidades, oportunidades y amenazas.  En este diagrama, las oportunidades y amenazas son fortalezas y debilidades a futuro. El objetivo de la planificación sería en ese caso identificarlas y luego prever medidas concretas para conjurar las amenazas y concretar las oportunidades, además por supuesto de mantener y acrecentar las fortalezas y mitigar o corregir las debilidades.

Para verificar el cumplimiento de las propuestas del plan, es necesario establecer indicadores, que pueden ser directamente cuantitativos (p. ej., porcentaje de hogares con cobertura de red cloacal, o número de empresas de un determinado sector de producción que se instalan en un distrito) o cuali-cuantitativos (p. ej., la presencia de aves como indicador de saneamiento ambiental o la extensión del horario de uso de los espacios públicos como indicador de la mejora en la seguridad ciudadana). Es triste pero necesario señalar que tanto los objetivos como los indicadores pueden tener componentes de ambigüedad y hasta de manipulación. Por ejemplo, cuando la ONU planteó en 1990 los Objetivos del Milenio, se propuso la reducción a la mitad de la pobreza extrema en el mundo para el año 2015; otra forma de expresar ese objetivo es que se buscaba mantener a centenares de millones de personas en la pobreza durante más de 25 años (objetivo que por cierto se ha logrado). El indicador utilizado no ayuda a tranquilizarnos: se considera pobreza extrema a vivir con menos de 1,25 dólares por día. Por lo tanto, alguien que “mejore” su ingreso a 1,26 dólares por día ha salido de la pobreza extrema y cuenta como un logro de los Objetivos del Milenio…


 

La Walking City en New York, 1964, Ron Herron. Archigram, el último futuro optimista


Tanto en las visiones utopistas como en las progresivas, la visión del futuro viene acompañada de una reflexión y una toma de postura respecto al pasado. En lo urbano, estas posiciones van desde la tabula rasa sobre la ciudad tradicional que proponía el movimiento moderno (ver por ejemplo la propuesta de Le Corbusier para el “enclave insalubre” de París) hasta la reivindicación del patrimonio histórico construido que arranca en el último tercio del siglo XX. Esta valorización de la ciudad existente no solo pone en crisis operaciones tan cuestionables como la demolición de tejidos urbanos para la construcción de autopistas (caso de la Autopista 25 de Mayo en Buenos Aires). Hoy resultaría políticamente imposible (“incorrecta”) la realización de operaciones como la Avenida de Mayo, la 9 de Julio o las Diagonales de Buenos Aires; de hecho, resulta muy difícil completar las dos manzanas que faltan de la Diagonal Sur. Aun cuando T. S. Eliot no estuviera pensando en términos urbanos al escribir sus Cuatro cuartetos, estos versos resultan aplicables a esa relación entre pasado y futuro en las ciudades:

Tiempo presente y tiempo pasado
se hallan quizá presentes en el tiempo futuro
y el tiempo futuro dentro del tiempo pasado.
Si todo tiempo es eternamente presente
todo tiempo es irredimible”.



Terminator 2, persecución en las canalizaciones de Los Angeles. El futuro como amenaza


La presencia del pasado en las ciudades es también uno de los motivos por los cuales no es posible prescindir de ellas…
En una ciudad relativamente joven como Buenos Aires, el trazado fundacional de Juan de Garay es un vínculo histórico que trasciende más de cuatro siglos y supera incluso la huella de acontecimientos más recientes. Quizás este devenir histórico del pasado y de las ideas del futuro en nuestro presente sea la esencia de nuestras preocupaciones sobre lo temporal en la ciudad. Esta incertidumbre y la angustia que puede producir explican muchos de los recurrentes intentos  de abolir ese transcurrir del tiempo. Alguien tan lúcido como Hegel pasa de explicar las leyes del devenir histórico en su Fenomenología del espíritu a proponer el “fin de la historia” en su Filosofía del Derecho, asociando ese fin a la constitución del estado prusiano a principios del siglo XIX. Casi dos siglos más tarde, Francis Fukuyama encuentra en la caída del Muro de Berlín y en la difusión del Consenso de Washington otro fin de la historia tan fallido y provisorio como el hegeliano…

La tarea del urbanismo y la planificación urbana se hallarían, entonces, condicionada a la vez por la persistencia del pasado y por el rol de la utopía (a la que no podemos renunciar, hijos e hijas como somos de la modernidad). La ciudad y el rock tienen dos respuestas alternativas a esta condición temporal: la desencantada comprobación de que “el futuro llegó hace rato” y es “todo un palo”, la persistencia en creer que “mañana es mejor”.

MC

 

Friedrich Engels corta de raíz esta discusión: concretamente, en el razonamiento de Engels, “la forma en que una revolución social resolvería esta cuestión no depende sólo de las circunstancias de tiempo y lugar, sino que, además, se relaciona con cuestiones de mucho mayor alcance… Como nosotros no nos dedicamos a construir ningún sistema utópico para la organización de la sociedad del futuro, sería más que ocioso detenerse en esto. Lo cierto, sin embargo, es que ya hoy existen en las grandes ciudades edificios suficientes, si se les diese un empleo racional, para remediar en seguida toda verdadera «penuria de la vivienda»… Toda revolución social deberá comenzar tomando las cosas tal como son y tratando de remediar los males más destacados con los medios existentes. … Nunca se me ha ocurrido querer resolver lo que llamamos la cuestión de la vivienda, como no se me ocurre tampoco ocuparme de los detalles de la solución del problema de la comida, aún más importante. Me doy por satisfecho si puedo demostrar que la producción de nuestra sociedad moderna es suficiente para dar de comer a todos sus miembros y que hay casas bastantes para ofrecer a las masas obreras habitación sana y espaciosa. ¿Cómo regulará la sociedad futura el reparto de la alimentación y las viviendas? El especular sobre este tema conduce directamente a la utopía. Podemos, todo lo más, partiendo del estudio de las condiciones fundamentales de los modos de producción hasta ahora conocidos, establecer que con el hundimiento de la producción capitalista, se harán imposibles ciertas formas de apropiación de la vieja sociedad. Las propias medidas de transición habrán de adaptarse en todas partes a las relaciones existentes en tal momento. Serán esencialmente diferentes en los países de pequeña propiedad y en los de gran propiedad territorial, etc.”. Lenin, por su parte diría años más tarde “Hay que soñar. Pero a condición de creer firmemente en nuestros sueños. De cotejar permanentemente la realidad con nuestras imaginaciones. De realizar meticulosamente nuestra fantasía”.

 

Sobre los temas abordados en esta nota, ver también en café de las ciudades:

Número 15 | Política 
"Tendencia no es destino" | Ciudadanía global e innovación en La Ciudad Conquistada, de Jordi Borja. | Marcelo Corti

Número 51 | Ambiente y Economía de las ciudades 
Sobre el origen el uso y el contenido del término sostenible | Demandas de operatividad sobre un concepto ambiguo | José Manuel Naredo

Número 60 | Planes de las ciudades (II) 
Lineamientos Estratégicos para la Región Metropolitana de Buenos Aires | Escenarios alternativos, políticas urbanas, instrumentos de gestión; entrevista a Alfredo Garay | Marcelo Corti

Número 66 | Planes y Política de las Ciudades (II) 
El Plan Estratégico Territorial y la construcción de la Argentina deseada | La búsqueda de consensos para el despliegue territorial de la inversión pública | Marcelo Corti

Número 66 | Planes y Política de las Ciudades (I) 
Aprobar y mejorar el PUA | Presentación en la Audiencia Pública del Plan Urbano Ambiental de Buenos Aires | Marcelo Corti | 

Número 74 | Terquedades 
Una mirada arrabalera a Buenos Aires Terquedad del Plan Urbano Ambiental | Mario L. Tercco | 

Número 84 | Planes de las ciudades (I) 
El Plan Urbano Ambiental de Buenos Aires | Un análisis crítico de la legislación argentina (III) | Marcelo Corti | 

Número 84 | Planes de las Ciudades (II) 
La ley protege la inequidad en la Ciudad | Sobre el Plan Urbano Ambiental de Buenos Aires | Martín Hourest

Número 118 | Planes de las ciudades 
Apuntes para una crítica al Modelo Territorial de Buenos Aires | Lo que plantea y lo que excluye | Guillermo Jajamovich 

Planes y Política de las ciudades (I)
“Los gobernantes deben sostener el conflicto que significa transformar la realidad”
Entrevista a Fredy Garay I Por Marcelo Corti y Demian Rotbart

Hay un contexto de incertidumbre respecto de cuál es el modelo de desarrollo adecuado para una ciudad. Las características del desarrollo industrial sustitutivo de importaciones, que caracterizó las décadas de los ’50 a los ’70, los proyectos de modernidad latinoamericanos, hoy en día parecerían estar muy cuestionados conceptualmente. En general el discurso sobre la ciudad es el del crecimiento de los servicios, con una especie de abandono resignado a que la industria se va a producir en los países asiáticos. Con lo cual aparece implícita una cierta voluntad de abandonar el desarrollo tecnológico y productivo en otros ámbitos, para tener una especie de ciudades parásitas y administrativas. En ese sentido, la presencia de los gobiernos locales ha tomado un protagonismo novedoso respecto de lo que era la historia de nuestros países. En Argentina, en la década del ’70, la figura predominante eran los dirigentes sindicales y los intendentes eran figuras políticas de segundo o tercer nivel.

Cultura de las ciudades
El fin de Macondo
Algunas hipótesis controversiales sobre Cien años de soledad I Por Luis Elio Caporossi

En contraste, en el final de Cien años…García Márquez convierte y amplifica el fin de una estirpe familiar en una apocalíptica catástrofe ambiental, destructora simultánea de personajes y de su propio soporte territorial, Macondo, en un perfecto final cerrado. Este final clausura a futuro “segundas oportunidades”, ya sea literarias o con la historia, ya que en esta, si bien todo cambia y se transforma en continuidad como en la lengua y las ciudades, al mismo tiempo y misteriosamente todo de algún modo permanece. Un pequeño y puntual aviso de desajuste es iluminado en la novela por el incidental y forzado cruce del mundo de Macondo con el de Rayuela, de una Colombia rural con el Paris de los sesenta. Veamos. La evidente maestría narrativa de García Márquez parte de una auto-confesada matriz conformada por los relatos orales de su abuela, por la lectura temprana de las Mil y una Noches y por su “querido maestro William Faulkner”, componentes a los que yo, a mi propio riesgo, agrego el guionista Cesare Zavattini.

Política de las ciudades
Principios rectores sobre la seguridad de la tenencia para los pobres de las zonas urbanas
Parte integrante del derecho a una vivienda adecuada I Por Raquel Rolnik

Por seguridad de la tenencia se entiende un conjunto de relaciones con respecto a la vivienda y a la tierra, establecido en el derecho codificado o consuetudinario, o mediante acuerdos no oficiales o híbridos, que permite vivir en el propio hogar en condiciones de seguridad, paz y dignidad. La seguridad de la tenencia es parte integrante del derecho a una vivienda adecuada y un componente necesario para el ejercicio de muchos otros derechos civiles, culturales, económicos, políticos y sociales. Todas las personas deberían gozar de un grado de seguridad de la tenencia que garantice una protección jurídica contra el desalojo forzoso, el hostigamiento y otras amenazas. La difícil situación de los pobres de las zonas urbanas representa uno de los problemas más acuciantes de la seguridad de la tenencia, especialmente en un mundo cada vez más urbanizado. La finalidad de estos principios es proporcionar orientación a los Estados y a otros actores para resolver este problema a fin de garantizar una vivienda adecuada a los pobres y a las personas vulnerables.

Planes y Política de las ciudades (II)
Reclamamos el derecho a revertir las dinámicas urbanas
Informe sobre el 7º Foro Urbano Mundial (FUM 7), Medellín (5 al 11 de abril de 2014) I Por Gustavo Riofrío

La obligatoriedad del cumplimiento de las conclusiones siempre es un asunto delicado en las naciones. La primera Conferencia de las Naciones Unidas por el Hábitat (Vancouver, 1976) sirvió para poner en la agenda mundial el tema del hábitat y la realidad de los barrios populares, asunto más complejo que el de la vivienda o la ciudad a secas. Los foros paralelos y no oficiales tuvieron una gran importancia. Fue allí donde las barriadas de Lima y Arequipa sirvieron de ejemplo al mundo entero de la importancia de las iniciativas populares en urbanizar y la potencia de las familias al edificar sus viviendas paso a paso. El inglés John Turner (“Libertad para Construir”) fue uno de los gurúes que allí sentó cátedra con ese ejemplo. Hábitat II en Estambul significó un retroceso para ONU-Hábitat. Si bien se avanzó en dejar de hablar solamente de la vivienda y abarcar a las ciudades, la batalla de la sociedad civil y de varios países consistió en que se adopte claramente el derecho a la vivienda en la declaración final de la asamblea. Ello no se logró por la férrea oposición de varios países. Triunfó el Banco Mundial con la receta de de Soto.

Ambiente y Paisaje de las ciudades

Ciudades sin árboles
La calle como espacio de diseño I Por Jorge Vahedzian

En ese contexto de ejecución de grandes obras como excluyente manifestación real de país desarrollado, los urbanistas calificaban el tejido utilizando la estructura circulatoria en todas sus escalas: el pasaje, la calle, el bulevar, la avenida, la ruta. Esa variedad de tejidos estructuraba las ciudades con la premisa funcional básica de "conectar". Sin embargo, consideraban su calidad arquitectónica y espacial entendiendo la “calle” como espacio de diseño. Entendían también su complementaria finalidad social y cultural, de espacio compartido para las actividades comunitarias, de lugar de juego y de encuentro en la vereda de todos los frentistas, de espacio cívico e institucional. En esas calles y avenidas aparecía, infalible, el árbol de la vereda, el que proporcionaba el reparo de su sombra y la magnificencia de su escala urbana por tamaño, por repetición, por forma, por su aporte a la continuidad y a la homogeneidad de los recorridos, por el impacto imprevisto y sorpresivo de sus variados perfumes y colores: lilas, amarillos, celestes, rosas y fucsias formaban parte de la estética de las calles.

Planes y política de las ciudades (III)
¿Puede Buenos Aires “crecer de golpe”?
Mirada metropolitana de la demografía de la ciudad central I Por Artemio Pedro Abba

Correspondería dar vuelta la proposición y plantear la mejora de la oferta urbana de la ciudad, de modo de propiciar la captación de una porción modesta de los alrededor de 1,3 millones de personas con que crece la Región Metropolitana de Buenos Aires cada década, mediante un proceso de densificación selectiva (tal como lo propone el Consejo de Planeamiento Estratégico - COPE). Con este objetivo, la ciudad debe recuperar la urbanidad escamoteada por el modelo de torres country+shopping, patrón adoptado con el vano intento de competir con la periferia con sus mismas armas, internalizando la sociabilidad de la vida colectiva. Para recuperar ese segmento poblacional, Buenos Aires debe ofertar su tradicional estructura de espacios públicos y trama de vía pública confiable rodeada de actividades comerciales y de servicios sobre la calle, que constituían un ámbito universal y practicable hoy debilitado. Esto va en línea con propuestas que incluyen al urbanismo como importante componente en las políticas de seguridad.

Ambiente y política de las ciudades
Inundación y complejidad en La Plata
La lluvia no asesinó a nadie, la ciudad sí I Por Olaf Jovanovich

Lluvia. Mucha agua. La ciudad se inunda. Una persona muere, otra persona muere, muchos mueren. La Ciudad y su complejidad que se devora a sí misma. Pasó poco más de un año. La Ciudad es un sistema complejo. Se define por la relación que se construye entre sus elementos, entre sus partes, partes que a su vez se (inter)definen entre sí. La relación que hay entre el soporte físico y las infraestructuras, entre éstas y los fenómenos económicos, entre las instituciones y los fenómenos sociales, y así…. Éstas son las relaciones que conforman y estructuran al Sistema Ciudad como tal, que construyen la ciudad como la conocemos. 2 de abril de 2013; llovió, y mucho, las infraestructuras no alcanzaron. ¿Alcanzan? ¿Para cuánto tienen que alcanzar? ¿Qué tienen que cubrir? ¿Es un problema cuantitativo? ¿Existen infraestructuras que “alcancen” para los que viven en el borde inundable de los arroyos?¿Son las infraestructuras las que tienen que alcanzar, o se deben modificar las relaciones que construyen un tipo de urbanidad determinado, o la necesidad de infraestructura es siempre absoluta e indiscriminada, se necesitan siempre, todas, y punto?

POSICiones cordobesas
El espacio urbano de la adolescencia
“Una forma de adueñarnos del espacio” I Por Juana Garabano

Las y los adolescentes nos relacionamos con la ciudad de diferentes formas. Individualmente, cada uno tiene particularidades con respecto a este tema, ya que nuestra personalidad se refleja en la forma de conectarnos con el espacio en que vivimos. Uno puede encontrarse solo en la ciudad, sea por el simple placer de pasear sin rumbo, abierto a las impresiones que salen al paso, o porque el espacio público sirve de conexión o "pasaje” entre dos actividades prefijadas, haciendo un descanso (o todo lo contrario...) dentro de un horario concreto. Pero cuando estamos en grupo, las similitudes entre adolescentes hacen que tengamos características particulares cuando nos encontramos con lo urbano. Tenemos una forma de adueñarnos del espacio que hace que cada rincón, cordón, vereda (siempre que estés en buena compañía) sea el lugar perfecto para conversar, escuchar música o estudiar. Nos adaptamos al lugar o, en algunos casos, hacemos que el lugar se adapte a nosotros. Los mejores lugares para reunirse son las plazas, ya que no cuesta plata, estás rodeado de verde, son muy dinámicas y cuentan con una diversidad muy amplia.

Terquedades
Terquedad de los muros
Una mirada arrabalera a Buenos Aires I Columna a cargo de Mario L. Tercco

Un video muy corto de Lucrecia Martel, La ciudad que huye, es casi el mejor argumento que conozco contra los barrios cerrados y las privatopías en general. Con el simple recurso de unos travelings que recorren la frontalidad de unos muros divisorios desde la calle, Martel presenta un mundo banal y siniestro a la vez. Las imágenes resultan elocuentes, no "a pesar" del silencio en que se muestran, sino porque en sí mismas son el silencio. Los "barrios" (que, como el narrador borgeano de Funes el memorioso, no tienen derecho a llamarse así) quedan evidenciados en la esencia de su barbarie. Calles sin fachada, ni ciudad ni suburbio ni campo, ni siquiera "no lugares"; en todo caso, antilugares. Hace unos días tuve que visitar un sitio en la periferia metropolitana de Buenos Aires. Las fotos improvisadas que ilustran esta nota muestran (con menos eficacia que el video de Martel) algo de lo que se percibe al recorrer esas anticalles... Muros coronados de alambres que se anuncian como electrificados (¿importa si realmente lo están?), cámaras enjauladas, veredas inexistentes, refugios fantasmales para esperar un colectivo surrealista.

 

Inundación y mala praxis, revistas científicas, plan correntino, autopista ribereña y comentarios sobre notas.

 

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